sábado, 18 de octubre de 2008

TOTA NO SE NACE

Claro exponente de Tota.


Si ponemos una bolsa de papa sobre otra, obtenemos una aproximación al cuerpo de una típica Tota respetable y sanita.

Toda Tota con aire de lesbiana, deja de serlo en el instante que firma la libreta de casamiento.

Así es como en el barrio circulan ciertos mandatos que bien podrían compilarse en el libro de las Sagradas Escrituras Barriales.

A saber:
Tota con muchos hijos, es una madraza.
Tota con muchos hijos pero que engaña al marido es, por lo menos, flor de yegua.

Tota que mide el empacho, gurú a la que se premia con obsequios de valor inferior a una consulta médica.

Tota que enviuda, pasa a ser la pobre Tota del barrio.
Tota que enviuda con dos jubilaciones, seguro lo mató de un disgusto.

Tota que coquetea con el carnicero, está buscando mejorar la calidad de los cortes.
Tota con hijos que se casa de blanco, no tiene vergüenza.

Tota caída en desgraciada, tocate uno que trae yeta.
Tota flaca, seguro que está enferma.

Totas que hablan mal de otras Totas, son las más homenajeadas para el Día del amigo.

La cosa no termina ahí. Como las Totas son de reproducirse escandalosamente, se ven obligadas a aleccionar a las generaciones venideras, si no quieren convertirse en Totas indeseables o lidiar con Totitas discriminadas desde el Jardín de Infantes.

Así, el fértil terruño de las tradiciones barriales alcanza también a las Totitas, que mantendrán los rituales de la especie o se exiliarán del barrio de manera forzosa.

Estas leyes son:

Totita que se maquilla, no sabe ni lavarse los calzones.

Totita a los besos con un novio, sigue los pasos de la madre.

Grupos de Totitas que vuelven a los gritos del boliche, en cualquier momento aparece una con el bombo.

Totita con tatuaje, en algo raro anda.

Totita que deja la escuela, no tiene futuro.

Totita abanderada, el orgullo de toda Tota en la verdulería.

A todo esto, los maridos de las Totas, se mantienen ajenos, arrancando los yuyos del patio o mirando los números de la quiniela, con esa tranquilidad que sólo puede darles el saber que la educación de su Totitas está en buenas manos.