4.38.
4.38 AM y yo despierta.
Cuando una noche fría arranca mal, lo peor que puede pasar es que la frazada te quede corta (y no es una hipérbole) Tiro y tiro y se sale de la cama. Maldita sea. Pienso “dormite, dormite, dormite”, y nada. ¿What Up? Lo segundo peor que te puede pasar, es desvelarte.
Como todo insomnio, el mío también tiene un motivo, una imagen que se repite, que viene una y otra vez a mi mente como un tren que avanza en círculos y que retorna siempre a la misma estación.
La imagen es esta: Tania, Noe y yo, ensayamos la coreografía de telas, y no sale. ¡No sale! La cuenta regresiva termina el domingo, en una función donde nos esperan todos nuestros seres más queridos, con las palmas preparadas para aplaudir. Y en mi cabeza, la coreo no sale. De repente, me quedo enredada en mitad del show o voy a destiempo con la música, mis pies no están en “punta” o llego tarde al final de la canción. Y cuando termina el evento no quiero ver a nadie. Ningún “Salió hermoso”.
Escuchame nena, me digo, hay cosas más importantes por las que estar preocupada en este mundo. Dejate de joder. Igual, no me duermo. Ahora tengo algo más de qué culparme, no sólo no soy capaz de alcanzar mis objetivos estéticos o artísticos sino que soy una superficial. Genial ¿Es que me creía distinta de las cabezas huecas que bailan con Gieco en el video de Los Orozco?
Esto último no ayuda en nada a conciliar el sueño.
Y cuando intento pensar en otra cosa, hacer un doble click mental y echar todo a la papelera: el archivo no se puede eliminar.
UF. Comprobado. Mis peores pesadillas, son en la vigilia.
¿Por qué no lo estoy disfrutando? ¿Por qué imagino que nada sale? ¿No es lo que me gusta hacer? ¿No soy feliz dejándome llevar por la caricia del aire en la caída controlada? Ese es el tema. No estoy dejándome llevar por la caricia. No sé por qué. La causa. Cada pensamiento negativo es una pluma menos y la noche palea cal sobre mis alas enfermas. Quiero volar otra vez.
4.38 AM y yo despierta.
Cuando una noche fría arranca mal, lo peor que puede pasar es que la frazada te quede corta (y no es una hipérbole) Tiro y tiro y se sale de la cama. Maldita sea. Pienso “dormite, dormite, dormite”, y nada. ¿What Up? Lo segundo peor que te puede pasar, es desvelarte.
Como todo insomnio, el mío también tiene un motivo, una imagen que se repite, que viene una y otra vez a mi mente como un tren que avanza en círculos y que retorna siempre a la misma estación.
La imagen es esta: Tania, Noe y yo, ensayamos la coreografía de telas, y no sale. ¡No sale! La cuenta regresiva termina el domingo, en una función donde nos esperan todos nuestros seres más queridos, con las palmas preparadas para aplaudir. Y en mi cabeza, la coreo no sale. De repente, me quedo enredada en mitad del show o voy a destiempo con la música, mis pies no están en “punta” o llego tarde al final de la canción. Y cuando termina el evento no quiero ver a nadie. Ningún “Salió hermoso”.
Escuchame nena, me digo, hay cosas más importantes por las que estar preocupada en este mundo. Dejate de joder. Igual, no me duermo. Ahora tengo algo más de qué culparme, no sólo no soy capaz de alcanzar mis objetivos estéticos o artísticos sino que soy una superficial. Genial ¿Es que me creía distinta de las cabezas huecas que bailan con Gieco en el video de Los Orozco?
Esto último no ayuda en nada a conciliar el sueño.
Y cuando intento pensar en otra cosa, hacer un doble click mental y echar todo a la papelera: el archivo no se puede eliminar.
UF. Comprobado. Mis peores pesadillas, son en la vigilia.
¿Por qué no lo estoy disfrutando? ¿Por qué imagino que nada sale? ¿No es lo que me gusta hacer? ¿No soy feliz dejándome llevar por la caricia del aire en la caída controlada? Ese es el tema. No estoy dejándome llevar por la caricia. No sé por qué. La causa. Cada pensamiento negativo es una pluma menos y la noche palea cal sobre mis alas enfermas. Quiero volar otra vez.