I
El otro día me sonó el celu. Era la abu Ana.
Ani --Hola gorda.
Abu --Hola hijita ¿Pasa algo?
Ani --Nada ¿por?
Abu --Ah ¿Por qué llamabas?
Ani --Gorda, qué fumaste? Si vos me llamaste a mí.
Abu -- Yo no te llamé. A mí me sonaba el celular y cuando atendí eras vos. Yo estoy con La Mari que no me deja mentir. ¿No es cierto Mari? Decile a mi nieta.
La Mari --de fondo-- Sí, sí.
La abu Ana siepre busca testigos barriales-presenciales. Insistió hasta el final con que la llamé yo. Seguimos sin saber quién cuernos pagó la llamada.
II
Palabras que no reconoce mi fucking celular:
* dni o DNI
A cambio, me ofrece: fmi-emi-dog
¿Qué carajo tiene que ver mi Documento Nacional de Identidad con el Fondo Monetario Internacional, la discofráfica EMI o un maldito "dog"? Un poco perra soy (no adhieran)
* babas
Es llamativo porque sí reconoce su singular: baba. A cambio me ofrece cabar. Borges estaría a la puteadas. Cortázar se divertiría a lo loco.
* Ni hablar de los nombres propios. No tengo pretensiones de que los reconozca --se entiende-- pero en vez de Anahí soy cochi.
III
Hay un lugar de mi casa, un pasillo, por donde desde hace un mes o dos, mi perra Fiona no quiere pasar. No sabemos qué le pasa. Se resiste. Ni siquiera se deja tentar con bocados imperdibles. Probé con empanada de carne. Hasta con hamburguesa. Nada. Hay que arrastrarla tirando del collar. Es un tramo de un metro más o menos. Mi teoría es que en casa hay un Casper y que ella lo percibe. Por las dudas, el otro día, sentada sola en mi cama, le hablé al Ghost. Le dije: "Esta no es tu casa". "Tenés que irte porque acá vivimos nosotros", le advertí. Silencio. "Bueno, mirá, hacé lo que se te cante, pero no te me aparezcas nunca, eh, nunca". Hasta ahora, la convivencia es perfecta. Menos para Fiona que sigue tirando del collar.