Las habitaciones son frescas en verano y con coloridos cubrecamas artesanales que huelen a historia, en el invierno.
Cuando abrís la ventana entra el mundo.
Yo sé que algún día voy a llegar. Mientras tanto voy pisando las uvas del incierto camino para no olvidar que bajo mis pies el suelo fluye como el vino a las copas.