lunes, 14 de marzo de 2011

AGÜELA

Hay una dama inmortal que no puede ser más linda.
Aquella noche, en que cumplía 75 jóvenes años, pedí silencio y le leí estas palabras.

De mi abuela me gusta su alegría
sus soleras floreadas
sus labios pintados de coral
que huele siempre a recién bañada
sus tortillas
su compulsión por comprar cualquier cosa
--a cualquier precio--
a los vendedores ambulantes
sus tés de yuyos para mis panzas malas
su mano para curar el empacho
su voz quebrada para los tangos tristes
su pañuelo mojado sobre el cuello en las tardes de verano
su casa fresca a la hora de la siesta
sus anillos aparatosos
sus mates dulces
su heladera llena
su liderazgo vecinal
sus camisones rosas
sus acolchados peludos
su cara desorientada cuando recién se despierta
su costumbre de regalar repasadores
su manera encarnizada de mirar telenovelas
su fuente de fideos con tuco.

Ella, me gusta ella.

Feliz vida, reina!