martes, 11 de agosto de 2009

Con ustedes: LA SHISHA




Sábado a la noche.
Ocho telistas en torno a la mesa de Andrés (el anfitrión) tratando de bajar con cerveza y reposo las pizzas de jamón con huevo, fugazzetta, napolitana, cuatro quesos, palmito con salsa golf y provolone.

La Noe se dirige al anfitrión y tira la primera piedra: “Ya la vi. Tenés shisha.”

Andrés: Ah, sí ¿La conocés?
La Noe: Sí, una amiga viajó a Dubai y se trajo una.
Ani: (totalmente descolgada) -¿Una qué? ¿Una pipa?
La Noe: ¡No! –se ríe- Una shisha. ¿Sabés qué es?
Ani: Ni idea.
La Noe: Es esa que está ahí. Es para fumar.
Tania: (que venía siguiendo el diálogo con los ojos como uvas) ¿Dónde? ¿Dónde está?
La Noe: Ahí, date vuelta.
Tania: ¿Cuál?
Noe: Esa, la azul...
Tania: ¿Esta? Ja, ja... ¡Yo creí que era una lámpara!

Explosión de risas.

Para mí, al igual que para mi amiga, aquel objeto era una lámpara o portavelas.

O sea, de cultura shishística, cero.
Para que no les pase lo mismo, acá va data de la shisha:
Shisha o Narghile es una pipa de agua tradicional para fumar. También se le conoce como cachimba, hookah, narguile, o kalyan.
Se usa principalmente en el Norte de África, desde Marruecos hasta Egipto y en occidente, tambien en Guatemala. En Turquía su uso es ofrecido en cafés culturales; donde el cliente puede escoger distintos sabores, tales como manzana, limón, naranja, café y
cappuccino.

Piadoso de nuestra ignorancia y por su tendencia natural a la buena onda, el anfitrión ofrece el plan “poner en acción la shisha” obteniendo como respuesta grititos y aplausos (por si quedaban dudas, eran algo así como: ¡shi-sha, shi-sha!)

Andrés: ¿coco o vainilla?
Ani: ¿eh?
Andrés: El tabaco ¿coco o vainilla?
Ani: Ah. Eeeh...Vainilla.
Andrés: ¿Sofi?
Sofi: Vainilla.
Andrés: ¿Nadie elige coco?
Ani: Falta Rocío. Falta tu hermana, Sofi.
Andrés: Ro está en el baño.
Sofi: No importa. Mi hermana quiere vainilla (risas)

Al final, empate.
Andrés, en un intento por manipular la estadística, busca un blanco fácil: “Vos elegís vainilla porque no oliste el coco”, me dice; y me lo da a oler.

Ani: Mmmm....Quiero coco.
Sofi: Ani...noooo...vos eras vainilla!!!

Ro descubrió que tenía más gusto si largábamos el humo por la nariz, con lo cual todos nos convertimos en eventuales chimeneas nasales.

Tansha, princesa sureña, luego de terrible escándalo para dar la primera pitada, no largó nadita de humo pero después no había quién se la sacara (ayer en el chat se confesó: “Quiero mi shisha”)

Demian, con su estilo sonriente y calmo, fumó como si estuviera al costado de un río oyendo el trinar de pájaros autóctonos y soñando con danzar entre la flora.

Sofi no paró de reírse, acentuando el hoyuelo “felicidad” de sus mejillas.

Andrés trajo el carbón encendido una y otra vez sin chistar, compartió su próximo sueño a corto plazo de una Nikon y puso música de meditación para darle un marco adecuado a nuestra primer experiencia shishística (después pintó Aerosmith)

Vani fue una de las últimas en dejar de pitar. Una shisheadora con perfil profesional. Filmó y sacó fotos con el celu.

La Noe se mareó con la shisha, se prendió un pucho y se entretuvo con los ringotnes del Demian, sustraída en sus debilidades ochentosas.

Y así pasó la noche. Sin la tela. Pero volando y felices como si estuviera.