Primer Matteísmo
A Matteo le gusta charlar mientras se baña. La cortina de la ducha le da cierta impunidad para decir todas esas cosas que, sin obstáculo de por medio entre emisor y receptor, muchas veces no se anima.
--Mamá ¿me querés mucho?
--Claro. Te amo.
--Ah, porque escupí por toda la casa. Era un secreto. Pero eso fue hace mucho…muuuuuuuuucho….cuando tenía…como cinco años.
(Tiene cinco años)
Segundo
Sale de su clase de básquet y ya en la puerta del club se le ocurre invitar a su amigo Oliver a jugar a casa. Pero su potencial huésped tiene otros compromisos. Entonces Matteo sube al auto decepcionado, pura lágrima y algo --bastante-- de arte dramático.
--Yooop noooopp seeeepp si esto se me va a pasar…. –-se ahoga estilo Chilindrina—No se me va a pasar con nada…noooop….con nada…o bueno…sí….con una cajita feliz capaz que se me pasa…
Tercer Matteísmo
Su papá está tomando sesiones de acupuntura por ciertas molestias de mediana data que la medicina tradicional no logra resolverle. Un día dijo, en presencia de Matteo, que si la coreana, al frente de la empresa agujística, le daba en la tecla, se casaba con ella.
--Papá se va a casar con la coreana?
--¡No! Papá hizo un chiste!
--Ah menos mal. Esa coreana es más vieja… --silencio-- Y a la noche, mientras estás durmiendo, te llena de agujas.
Giulianada
Giuliano tiene dos años y medio. Dice que le duele la cola y que quiere caca. Y en una de esas, "me pareció escuchar un lindo ruidito".
--Giuli, ¿te tiraste un pepe?
--¡No! Un pedo…