jueves, 7 de julio de 2011

Una de cal... (Sabiduría Matteísta)



Apestada (dísima)
Si mi garganta sonara sería un bandonéon en manos de un loco.

No es todo darling.

Lo que siento en mi cuello debe ser similar a lo que experimentan las gallinas cuando les retuercen el pescuezo previa cita con el puchero o el horno.

Atenti, espero que no sea la A, porque la gripe está declarada.

Así las cosas, té con leche con miel, bolsita de agua caliente y fiel al slogan de mi amigo el Topo Gigio "A-LA-CA-MI-TA"...

Y ahí viene Matteo con su "vuelo del águila" a arrojarse sobre mi humanidad cual gladiador alado. Aughhhhhhh.

-Dejá esa taza, mami, que te voy a hacer unos mimos.

El paraíso terrenal no puede tener otra consistencia que la de sus húmedos besos en mis mejillas afiebradas. Me prendo de su ofrenda como jubilada a la cartera a la salida del banco.

Con cuatro frazadas de testigo inventamos un juego. Él piensa una palabra y me dice con qué letra empieza y termina. Yo tengo que adivinar cuál es la palabra.

--Ojito ¿Eh? Si adivinás te pego --advierte.

Con tales reglas no hay demasiadas chances de aventurarse a la victoria, al menos no sin cierta tendencia al masoquismo. Como no adivino Matteo intuye que, por burra, me tiene que pegar igual.

-Momentito, Sr. Usted me engañó. Me dijo que iba a hacerme mimos y ahora me quiere pegar.
-Pero te hice mimos...
-Sí, sí, pero ahora me quiere surtir a palos.
-Y bueno, Ani, así es la vida...