quiero saber el nombre
con el que madres olvidadas
te arrullan por las noches de los siglos
todavía
de qué duras rocas están hechas tus horas
de qué metales y minerales
que te tienen ardiendo por la tierra
una estrella entre las piedras
Sé muy poco de la felicidad pero, cuando aparece, ella sabe mucho de mí. No me vende espejitos de colores. Si los quiero, me los regala.